SOBRE LA DIALÉCTICA AMIGO-ENEMIGO

He escrito hace muy poco, un breve artículo sobre la fidelidad histórica en el que insistía en la necesidad de hablar de los acontecimientos históricos ateniéndose a la realidad de los hechos. Me parecía una cosa de sentido común. Pero un largo artículo del Doctor Peces Barba me ha hecho recordar que es fácil encontrar en la Historia Universal actitudes que parten de interpretaciones históricas preconcebidas. De lo cual es un ejemplo una obra de S. Agustín titulada “La Ciudad de Dios”. Esta obra interpreta la Historia Universal como si ésta estuviera, hipotética y realmente, constituida por dos ciudades: La Ciudad de Dios y la Ciudad del pecado. Serían dos ciudades antitéticas y en mutua y permanente enemistad. La tensión que surge de entre ambas es la tensión de amigo-enemigo. Coexisten simultáneamente pero excluyéndose recíprocamente en tensión dialéctica. Es la tensión amigo-enemigo, que corresponde a una cultura beligerante y excluyente
Existe hoy también, según dice con toda la razón del mundo el Doctor Peces Barba, “la tensión de las sociedades liberales, democráticas y sociales, basadas en un respeto a la dignidad humana, a la tolerancia, a los valores, a los principios y a los derechos y a la Constitución y a la ley”. Todo lo contrario de la sociedad belicista, porque defiende el diálogo, la mutua cooperación, el respeto mutuo, la compresión del diferente, el respeto a la ley...
Nada tiene de extraño que la tensión “amigo-enemigo” se relacione con la tensión de las dos ciudades citada por San Agustín, porque estas dos ciudades estarían siempre enfrentadas y excluyéndose mutuamente. La Ciudad de Dios sería como una dictadura excluyente para los que no sean considerados miembros de la misma. En esa hipotética Ciudad de Dios, no cabrían los pecadores. Incluso no se si la frase:”pagar justos por pecadores” no será una reminiscencia de las dos Ciudades de la obra agustiniana.
No tiene nada de extraño que, el autor de tan fecundo artículo, pida a Rajoy y al PP que defienda sus tesis respetando al adversario y que debe abandonar ese juego poco decente de atacar sin más al adversario político y utilizar el esquema “amigo-enemigo” para defender sus tesis. Que el tiempo en que fue escrita la Ciudad de Dios y el uso del esquema;”pecador igual a enemigo irreconciliable”, hay que superarla hoy y, para toda la eternidad. Eso pienso. Y,¡¡Gracias por superarla!!.

17 de febrero de 2010

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