SOBRE LAICIDAD Y LAICISMO

Pese a su parecido fonológico, “laicidad” y “laicismo” son dos términos que aluden a realidades muy distintas. Laicidad es aquella forma de ver, de ser y de actuar al margen de lo religioso. Es decir: El término “laicidad” se puede entender como “no religiosidad” o la realidad que está fuera o en un orden diverso de lo religioso. El laicismo fue un movimiento que se situaba frente o en contra de lo religioso. El laicismo es agresivo y en repulsa de lo religioso. Mientras que la laicidad se sitúa prescindiendo de lo religioso, pero sin despreciarlo..
Hay dos personas en España que han estudiado y escrito ampliamente sobre el laicismo y la laicidad: Una de ellas es el doctor Peces Barba considerado como uno de los padres más influyentes en la redacción de la Constitución Española y, otra, el padre Martín Patino, jesuita y capellán que fue, del Cardenal Vicente Enrique y Tarancón.
Ambos coinciden en señalar y distinguir entre “laicismo y laicidad” en términos semejantes, señalando y resaltando que la laicidad interpreta las realidades al margen de lo religioso y que, el laicismo es agresivo y contrario a la religiosidad y que, mientras que, la laicidad, es una interpretación no religiosa de la realidad, no es agresiva con dicha actitud.
El respeto al modo de pensar de cualquier persona humana o grupo social, es la base de una convivencia no agresiva ni discriminadora. Es el fundamento de un trato respetuoso y tolerante hacia quienes piensen de una determinada manera, reconociendo que, si cada persona es respetuosa con quienes tengan diferente forma de pensar, pueden establecer entre sí cauces de convivencia social y de diálogo y crear las bases de la vida común.
Es importante que sepamos aceptar en la convivencia humana a quienes sean comprensivos y tolerantes con los demás y que comprendamos lo que significa la lacra de los intolerantes y de quienes no acaten el intento de compartir las ideas con las demás personas. Una sociedad en la que todas las personas reconozcan que todos nos podemos equivocar y que tenemos que escuchar a quien nos hable y aceptar que haya quien tenga otra manera de pensar distinta a la nuestra, es una riqueza de la sociedad en que vivimos.
Esto nos obligará a crear la sociedad del diálogo, la comprensión mutua y la tolerancia. Nada más y nada menos. Eso es lo que sinceramente creo. ¡Gracias!

14 de diciembre de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario