VERDAD Y VERACIDAD EN LA INFORMACIÓN

A veces parece un mero juego de palabras, pero no lo es. Porque, la verdad, es la coincidencia de lo que se piensa o se dice con lo que realmente es o sucede. Tener el firme propósito y determinación personal de decir la verdad es lo que se entiende por veracidad; esto es, la verdad está en la inteligencia, la veracidad, además, en la voluntad. Esto es especialmente importante en la comunicación humana y afecta socialmente a los Medios de Comunicación. Es decir y fundamentalmente: A la prensa, a la radio y a la televisión.

También, a cualquier forma de comunicación personal, sea ésta, individual o colectiva. Piénsese en los discursos o arengas a las multitudes, pero también, a cualquier otro modo de comunicación interpersonal por muy individualizado que sea.

Recuérdese la importancia que hoy se da a la comunicación “boca a boca” para extender amplia y rápidamente una noticia. Pero, para ser eficazmente veraces, no es suficiente que algo sea verdadero, sino que se presente de manera que sea creíble. Pero, pudiera ser creíble y no ser verdadero, sino falso; con lo que, lo que se lograría, sería engañar concienzudamente a quien recibiera la falsa noticia.

Por esto hay que asegurarse muy mucho de que lo que se expresa sea la verdad pura y limpia. Con lo que concluimos que, para ser veraces y no engañar ni engañarnos, hemos necesariamente de percatarnos de que no hay error posible en la transmisión de una noticia o de dicha manifestación oral. Aún con todo podría suceder que hubiera error, pero no mentira, porque, para mentir, hay que tener el deseo consciente de engañar o hacer caer a quien reciba la pretendida noticia en el previsto error.

Esto, pone de manifiesto el riesgo a que están expuestas las informaciones públicas, porque, cuantas más personas reciban la real o supuesta noticia, más posibilidades hay de que, dichas personas, estén bien o mal informadas. Para confirmarlo, basta con que pensemos en el número de cadenas informativas que es indudable que, frecuente y habitualmente, mienten. Algunas de ellas, incluso, aparentemente ligadas a a grupos religiosos. A grupos económicos, también. Tanto, que las informaciones, muchas veces, quizás, parecen depender de la buena mala relación de su base empresarial con los lectores de ambos sexos.

Por eso se airean o se ocultan noticias, según dichos intereses. Por lo cual, es preciso que la información se halle liberada de vínculos del tipo de los anteriormente señalados. La libertad de expresión significa que, la noticia que se de, no se encuentre encadenada a grupos de interés, De esas cadenas hay que desatarse para que la información sea veraz y limpia. Lo creo sinceramente. ¿Y usted? ¿También? ¡Gracias!.

07 octubre 2009

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