Estamos acostumbrados a los “vicios” de la democracia. Empleo el término vicio a lo que ocurre frecuentemente con, por ejemplo, una puerta que chirría al cerrarse por no estar correctamente ajustada y, a lo que,”por hábito”, ya no damos importancia considerándolo completamente normal. Este ejemplo es de X. Zubiri, hablando de las virtudes y los vicios y puede servirnos para referirnos a “los vicios de
Porque, en efecto, hay hábitos socialmente reprobables que, nos parecen tan normales, que ni siquiera se nos ocurre que debamos repudiarlos y que nos sucede lo mismo que con el “vicio” de la puerta. Así pasa cuando vemos que los partidos políticos buscan su propio interés y no el interés del Pueblo, que es para lo que existen. Se utilizan las “medias verdades”, la exageración, la ocultación de la realidad, la utilización de las técnicas del desprestigio al oponente político o, claramente, las mentiras, que ya lo consideran casi como si fuera una obligación política o una de las “misiones” del Partido en cuestión.
Para estos “actores políticos” no tiene, en Política, sentido, la expresión de “la verdad por delante”, porque se miente cuando conviene a los intereses del Partido en cuestión. Por suerte, no todo el mundo ni todos los Partido políticos obran así, pero, las excepciones, son contadas y, desgraciadamente, si nos atenemos al número, muy escasas. No se ve que se busque con frecuencia y limpiamente la autenticidad democrática en donde no caben medias tintas ni medias verdades. La democracia limpia pretende buscar el bien del Pueblo por el Pueblo y para el Pueblo. Y, a esto, aunque sólo sea someramente, queremos aludir.
Porque,
A esto es a lo que he llamado “Democracia limpia”. Porque, en ella, no tienen cabida bienes exclusivos y excluyentes, sino el bien de todas las personas que son la que constituyen el Pueblo o la ciudadanía. En una Democracia Limpia, no tienen cabida privilegios ni excepciones caprichosas. Porque, una democracia alcanza en sus bienes a todas las personas y, también en sus derechos, entre los que no se encuentra, la mentira y, ¿cómo no?, también en sus deberes, en igualdad de condiciones para todas las personas. Porque, si el bien es de todos para todos, no caben excepciones injustas. No cabe entre la ciudadanía la excepción de la mentira y el engaño ni los intereses exclusivos y excluyentes de los privilegiados y las privilegiadas, porque, en democracia no hay privilegios, puesto que, la igualdad es para todas las personas. Ni más ni menos.
Desde Palencia seguiremos, si Dios así lo quiere, dialogando.
¡Gracias!
114 de octubre 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario