SOBRE SEMITISMO Y ANTISEMITISMO

Estaba yo leyendo un viejo libro de Lactancio, que encontré en mi biblioteca, titulado “Sobre la muerte de los perseguidores”,traducido del latín por D. Casimiro Sánchez Aliseda, que presenta el terrible castigo de Dios a los perseguidores de la Iglesia. A una persona como yo, que considera que Dios es Amor como dice el Nuevo Testamento y que sabe que Jesucristo murió perdonando a quienes lo crucificaron, el libro en cuestión le resulta blasfemo.
Y sucedió que, por una de esas raras coincidencias, hay un artículo en El País, del domingo 5 de Abril pasado (pgs. 29 y 30), en el que, la defensora del lector, Milagros Pérez Oliva, afirma que no es antisemita una persona que critique la política israelí en estos momentos. Porque se apoya en evidencias inhumanas reales.
Al mismo tiempo, confieso que he leído con mucho interés la obras de autores de la Escuela de Frankfort, especialmente, a Walter Benjamín, Horkheimer, Adorno y a algunos más, aceptando a su vez que siento un profundo rechazo afectivo y mental hacia la barbarie nazi y a la persecución inhumana a los judíos de ambos sexos, dentro y fuera de Alemania. Y también considero que, desde aquella monstruosidad, el mundo es un poco distinto, porque se quiso hacer normal la vejación y la humillación humanas...¿Qué más puedo decir?
Pero esto, no implica que, ahora Israel, intente comportarse con los musulmanes de modo semejante a lo que hicieron los nazis y que se intente impedir la crítica a los posibles y reales abusos del Estado Israelí con los musulmanes. Porque Israel no tiene ahora “patente de corso” para cometer semejantes atropellos. Ni aquello ni esto.
Porque, si hoy, el Estado de Israel, intentara repetir a la inversa con los musulmanes lo que hicieron los nazis con ellos, habrá que tratar de impedirlo por todos los medios, pese que lo critique el embajador de Israel en España. Y no por ello se es antisemita. Sino todo lo contrario. Porque, la mejor ayuda que se puede ofrecer a Israel en estos momentos, es impedir los atropellos y, si los hay, criticarlos y señalar lo que tienen de inhumano. Hoy, más que nunca, importa que en el mundo todos los países respeten con máxima meticulosidad los derechos humanos individuales y sociales de todos los demás países. Ese respeto conduce a lo que, Rodríguez Zapatero, llama con razón, “alianza de civilizaciones”. Porque esto conduce a que el mundo entero sea civilizado. Esto es lo que pienso, pese a quien pese. ¿Y usted?.
. 7 de Abril de 2009 .

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