PECES BARBA Y LA DIGNIDAD HUMANA

Un ser humano obra dignamente cuando lo hace de acuerdo con su conciencia. Si actuara por fuerzas ajenas y contrarias al dictado de su conciencia, lo haría irreflexivamente como si fuera un ser irracional o un niño.. De ahí que Kant lanzara el grito que representa toda la Ilustración: ”¡Atrévete a pensar!”. Esta es la voz y el grito de la razón ilustrada que busca que el hombre y el ciudadano salga de su minoría de edad pensando por sí mismo y no dejando que su actuación moral y política sea dirigida por personas o grupos ajenos o por credos religiosos sea del tipo que sea. De hecho, las luchas de religiones en Europa, había sido un ejemplo de qué es lo que no debe ser una religión. Lo mismo ocurrió con las condenas de la Inquisición católica y protestante que no permitían que las personas pudieran pensar libremente y por cuenta propia. Piénsese en Galileo, en Miguel Servet y en tantos condenados a morir en la hoguera o a torturas inhumanas.
El siglo de las luces fue el amanecer europeo a la mayoría de edad del la dignidad de las personas y de las distintas sociedades políticas, por lo que se estableció la idea común de que la Sociedades políticas son independientes de las religiosas y de que, para organizar la Sociedad no hay por qué depender de religión alguna, sino que la Sociedad Civil se basta a sí misma y debe obrar al margen de lo religioso. Teniendo sí, en cuenta la existencia de las religiones, pero sin función política alguna en la Sociedad Civil que es, por naturaleza, laica, no antirreligiosa, pero en la organización y en las decisiones políticas es independiente de cualquier religión.
Pues bien; el catedrático de Filosofía del Derecho, profesor Peces Barba, clarividentemente, sale al paso del intento de algunos miembros de la Conferencia Episcopal Española de intervenir en decisiones políticas, sobrepasando sus funciones e intentando poner un “non possumus” (no podemos) aceptar tales o cuáles aspectos votados por decisión popular en el Parlamento español, inmiscuyéndose, o intentándolo hacer, en las decisiones políticas democráticas. Tiene toda la razón del mundo el señor Peces Barba en poner freno al intento de la Iglesia española de poner “peros” a la actuación democrática española, olvidándose de que, en Democracia, el pueblo es soberano y de que, en España, manda el Pueblo y no la Conferencia de los obispos españoles. No tiene nada de extraño que, el citado profesor, ponga un “non possumus” (“no podemos”)laico al intento de intromisión de la Iglesia en asuntos que no son de su incumbencia, aunque intenten hacerlo incluso con subterfugios o desvirtuando la Historia de España. La postura de la Iglesia en este caso es antidemocrática, humillante y anticonstitucional.La Ilustración levanta ampollas a quienes creen que poseen la verdad absoluta. Porque, quieran o no, la verdad es relativa, unida a la limitación humana. También lo debería ser para la Iglesia si tuviera un poquito de humildad. La Democracia es del Pueblo y no lo es de una religión, mal que les pese. La Democracia española, también obliga a la Iglesia. Lo creo firmemente y no entiendo que haya quien no lo entienda, a no ser que no lo quiera entender. ¡Gracias!.
. 1 de Septiembre de 2008 .

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