He leído con agrado en El Adelanto, un artículo de José Manuel Mangas Tamames, portavoz del Grupo Municipal Socialista en Ciudad Rodrigo. Con agrado, porque uno está cansado de escuchar a quienes están en la Oposición política, discursos de carácter derrotista. Parece que han confundido Oposición con negación. Es evidente que, la función de quienes están en la Oposición, no es obstaculizar o negar la acción de gobierno, sino contribuir, desde una perspectiva distinta, a la buena gobernabilidad. El propio Rajoy no lo tiene claro cuando dice: “Voy a ejercer oposición”, como si, estar en la Oposición fuera lo mismo que oponerse sea como sea. Tampoco significa decir que sí por principio y sin discernimiento a quienes se hallen en la parte opuesta.
Me parece que, para entender lo que es la Oposición política, pueden ser paradigmáticas propuestas alternativas semejantes a las de D. José Manuel Mangas. Porque, indiscutiblemente, hace propuestas alternativas y sugerencias de un modo de gobernar distinto, que puedan incitar a la reflexión y a la aceptación de otros puntos de vista que, como poco, den que pensar a quien gobierna. Hay que tener en cuenta que, es una grave obligación política, escuchar las propuestas de la Oposición, valorarlas, sopesarlas y, en su caso, aceptarlas o rechazarlas: pero, nunca desecharlas por principio. Porque, el diálogo es la base fundamental de la política y, esto significa escuchar con atención, aceptar lo que se considere aceptable y refutar con razones convincentes lo rechazable.
Pues bien, para hacer propuestas alternativas, hacer una crítica de la actividad de quien gobierne, aceptar lo que considere aceptable y refutar razonadamente lo rechazable, existe la oposición. Nunca para llevar la contraria por principio, nunca para negar por negar. Esa es la base del diálogo. Para ello hay que esforzarse por no considerar que la Oposición sea por fuerza mal intencionada y malévola. Si se exponen razones, se ha de responder con razones, con respeto y comprensión para el que las presente.
Hay que huir como de la peste del prejuicio, muy común por cierto, de confundir al oponente político con el enemigo “a batir” o de la persona “a ignorar”. Un debate, no tiene, por necesidad, por qué ser un combate. La Oposición tiene sentido, si y sólo si se valora seriamente el hecho aceptar que otras personas tengan otros puntos vista y otras ópticas y que es menester escucharlas con toda la atención del mundo. Aceptar que la diversidad de perspectivas también enriquece la nuestra. Debatir no es despreciar o ignorar a la otra persona. Si se me dan razones, he de responder con un razonamiento proporcionado y adecuado.
En un debate, el desprecio o el insulto no tienen cabida. Por que, el diálogo, no admite la indignidad.
Sólo diré que lo que he afirmado, no tiene nada que ver con el angelismo. Y, quien lo considere, que haga el favor de intentar seriamente dialogar con quien disienta de sus opiniones. Verá que no es algo fácil, pero, sí, fecundo. ¡Gracias!
Me parece que, para entender lo que es la Oposición política, pueden ser paradigmáticas propuestas alternativas semejantes a las de D. José Manuel Mangas. Porque, indiscutiblemente, hace propuestas alternativas y sugerencias de un modo de gobernar distinto, que puedan incitar a la reflexión y a la aceptación de otros puntos de vista que, como poco, den que pensar a quien gobierna. Hay que tener en cuenta que, es una grave obligación política, escuchar las propuestas de la Oposición, valorarlas, sopesarlas y, en su caso, aceptarlas o rechazarlas: pero, nunca desecharlas por principio. Porque, el diálogo es la base fundamental de la política y, esto significa escuchar con atención, aceptar lo que se considere aceptable y refutar con razones convincentes lo rechazable.
Pues bien, para hacer propuestas alternativas, hacer una crítica de la actividad de quien gobierne, aceptar lo que considere aceptable y refutar razonadamente lo rechazable, existe la oposición. Nunca para llevar la contraria por principio, nunca para negar por negar. Esa es la base del diálogo. Para ello hay que esforzarse por no considerar que la Oposición sea por fuerza mal intencionada y malévola. Si se exponen razones, se ha de responder con razones, con respeto y comprensión para el que las presente.
Hay que huir como de la peste del prejuicio, muy común por cierto, de confundir al oponente político con el enemigo “a batir” o de la persona “a ignorar”. Un debate, no tiene, por necesidad, por qué ser un combate. La Oposición tiene sentido, si y sólo si se valora seriamente el hecho aceptar que otras personas tengan otros puntos vista y otras ópticas y que es menester escucharlas con toda la atención del mundo. Aceptar que la diversidad de perspectivas también enriquece la nuestra. Debatir no es despreciar o ignorar a la otra persona. Si se me dan razones, he de responder con un razonamiento proporcionado y adecuado.
En un debate, el desprecio o el insulto no tienen cabida. Por que, el diálogo, no admite la indignidad.
Sólo diré que lo que he afirmado, no tiene nada que ver con el angelismo. Y, quien lo considere, que haga el favor de intentar seriamente dialogar con quien disienta de sus opiniones. Verá que no es algo fácil, pero, sí, fecundo. ¡Gracias!
. 28 de Julio de 2008 .
No hay comentarios:
Publicar un comentario