¿MODERACIÓN O EXAGERACIÓN PARLAMENTARIA?

Se que, hablar de la necesidad de la moderación en la actividad parlamentaria, es una especie de “pasión inútil”. Sin embargo, pienso que es necesario valorar al Parlamento español en su justa medida y reivindicar para el mismo la dignidad y las formas que se merece. Porque, el Parlamento es el lugar del diálogo, del debate de ideas, de propuestas de solución de problemas, de reconocimiento de los aciertos y de la crítica de los errores del Gobierno de un país, y también, de búsqueda de cauces de salida de los posibles errores. El parlamento, en ningún caso, es un lugar de exclusivo lucimiento personal a toda costa ni tampoco una acasión para expresiones insultantes o vejatorias. No es lugar para “lucir” los malos modos y, no lo es así mismo para agraviar al oponente político. El Parlamento es lugar de implantación del respeto al oponente como norma de conducta y de diálogo civilizado y respetuoso.
Hoy leo en un periódico (El País”, 9 de mayo pag.20) el siguiente titular:”El PP recupera el discurso duro sobre el terrorismo en el Congreso”. El que habló fue D. Ignacio Astarloa y la información señala que, en general Astarloa sacó a relucir los asuntos “que monopolizaron la oposición del PP en la anterior legislatura, a excepción del 11 M, que no fue citado”. Así que “parecía” que el PP iba a ir por cauces y senderos civilizados, pero, en este caso, no ha sido así. Ha aterrizado en el terrismo de EtA para atacar al Gobierno. A la extemporaneidad del señor Astarloa, colaboró - ¿cómo no?- Rosa Díez, atacando también al Fiscal Conde Pumpido., quien prefirió no polemizar, comprometiéndose, a perseguir a los terroristas, a quienes los amparan y a quienes facilitan o aplauden su acción…
Es evidente que, en este tipo de acusaciones, en donde se ve que lo único que se intenta es desprestigiar al oponente, lo mejor es no entrar en disputas sin sentido. Cuanta más importancia se de a los terroristas, más daño se hace a España. Por eso es mejor evitar la polémica, porque no conduce a nada positivo. Sólo, a que, los partidarios del terror, se sientan importantes y animados a seguir por esos caminos. Se les ayuda a que sientan que el terror es eficaz, Nada más y nada menos. Tal vez, a que se sientan héroes. ¿Para qué seguir?. Pero hay que recuperar el Parlamento como el lugar de la palabra, de los buenos modales, del respeto personal y político, de la serena escucha de las razones de otras personas, de la valoración de los parlamentarios de ambos sexos como seres humanos, como personas cargadas de la dignidad propia de toda persona, como personas de bien, que es lo que pensamo que eran cuando han sido sujetos de nuestra elección y no meros objetos. También ha de recuperarse el Parlamento como el espacio de la amabilidad, de la búsqueda del bien del país, en el que tanto la búsqueda como el bien son compartidos. Esto debemos buscarlo, intentar conseguirlo y poner todos los medios necesarios para alcanzarlo. Es nuestro Parlamento, el de todos los españoles y las españolas. Debería ser el lugar en donde nuestros hijos y nuestras hijas aprendieran a dialogar. Lo contrario sería un contraejemplo que hay que desterrar, por ser antieducativo y perjudicial. Para ello hay que separar y discernir muy bien, entre el daño de la desmesura y el beneficio de la moderación y saber elegir la moderación. Sería una gran ayuda para todos elegir la moderación y desterrar la desmesura. Eso creo. España se lo merece. Y usted ¿qué cree?
23 de Mayo de 2008

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