LA CONTUNDENCIA DEL DR. JULIÁN CASANOVA

Se trata de uno de los artículos que el profesor Julián Casanova escribe sobre la Guerra Civil española. Este es un artículo sereno, pero escalofriante y estremecedor por su contenido, que presenta (El País14 del 12 .08 pag.9) el testimonio de Gumersindo Estella, padre capuchino, que se encargó de la “asistencia espiritual a los reos” en la prisión de Zaragoza y que escribió en forma de un diario, que describe el rito cotidiano de los fusilamientos.
Quiero advertir que, el profesor Casanova, como buen historiador, no hace ninguna demostración de los hechos. Lo que hace, es una presentación de lo ocurrido en base al diario del citado Padre Capuchino, haciendo ver la crueldad e, incluso la falsedad de las acusaciones a los asesinados, muchos de los cuales fueron delatados, por envidias o por rencillas entre vecinos, con falsas acusaciones.
El autor del artículo dice claramente que hay quienes creen todavía que “desenterrar ese pasado, reconocer a esas víctimas de la guerra y de la dictadura es resucitar fantasmas de la peor historia de España y suscita rencores y divisiones.
Y termina el artículo con una aclaración del autor: “No se trata de fantasmas, sin embargo, sino de miles de víctimas masacradas en nombre del orden, la patria y la religión”. Y acaba con el colofón del escrito:”Son el rostro visible de una historia que la democracia no puede olvidar”.” Ni debe” yo añadiría.
Se me ocurre decir que la solución no está ni debe estar en el olvido y la ocultación. Porque es intentar poner un tupido velo a una inmensa crueldad y a unos asesinatos cometidos desde el poder y desde la victoria bélica en la guerra civil. Tampoco está en justificar los crímenes con otros de la acera de enfrente. No está en morderse el odio y el resentimiento, sino en, reconociendo los asesinatos, tener la grandeza de ánimo de superar el odio y el resentimiento mutuo pensando en la España en la que todos los españoles de ambos sexos estamos unidos. España se merece la superación de los odios y rencores de una guerra que jamás debió de existir. No debemos, ni endiosar a unos como mártires, ni despreciar con odio a los otros como perversos. España, nuestra Patria común, palpita en nuestro interior, pidiéndonos que, sin olvidar lo ocurrido, superemos lo que podría separarnos y convertirse en el nexo de unión de los españoles de cualquier signo político. Porque, el odio mutuo y eterno, produce división y esterilidad. Dicho de otro modo:”Sin olvidar lo ocurrido, superar el rencor por respeto a nuestra patria”. Y, esto, a pesar de los atropellos cometidos y de los asesinatos. Sólo superando el odio y no dejándonos atenazar por él, España puede ir adelante. Ella se lo merece. ¡Eso creo”.
. 16 de Diciembre de 2008 .

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