LA TERQUEDAD EN POLÍTICA

Cuando se dice de una persona que es un “terco”, suele entenderse que es alguien a quien se le mete algo en la cabeza y no hay quien se lo saque. Alguien que no se atiene a razones e insiste en sus actitudes o en la repetición de las mismas acciones. Generalmente, la terquedad, va acompañada de deficiente uso de la reflexión o de la razón y, por ello, la falta de flexibilidad en sus actos. Se puede emplear también el término “empecinamiento”. De quien es terco, suele decirse, que “sigue siempre en sus trece” con pertinacia aplastante..
Es evidente que, la terquedad, en el aspecto individual, es un serio y frecuente defecto, pero puede practicarse también en la vida social y política, especialmente entre partidos políticos de distinto u opuesto signo. Por eso, en unos más que en otros, se repiten con insistencia actitudes ofensivas o molestas para sus oponentes políticos. Pongamos por ejemplo la actitud de desprestigiar al oponente político venga o no venga a cuento.
Se utiliza con harta frecuencia la exageración o la distorsión de la verdad; también la calumnia o el dar por cierto lo que uno se imagina que lo es, aún sabiendo que puede que sea falso, perjudicial y dañino. Incluso hay quien piensa que no está mal hacerlo en el Parlamento, incluso que es necesario hacerlo. Hay parlamentarios que son tercos en el hostigamiento del político de enfrente. Llagando con frecuencia, incluso a la obcecación, es decir, a la actuación con ceguera voluntaria, cosa que suele acompañar a la terquedad, lo mismo que la intolerancia.
Sí; porque hay personas que no toleran que se pueda o se deba reconocer los méritos del político de distinto signo al propio y que, a lo sumo y con dificultad, hay que valerse del silencio. Por eso de que,”el que calla otorga”, como dice un sabio proverbio castellano. Es evidente que en el Parlamento, falta llaneza, hay ausencia de sinceridad y, posiblemente, algo de reticencia a decir claramente la verdad. Se pregunta antes uno si, lo que creo que verdad, puede ser perjudicial para mi propio partido y, o no se dice, o se dice de forma ambigua para no comprometerse. Sólo parece que hay campo abierto para disparar tercamente dardos hirientes al oponente político. Precisamente por esto, es un descanso para la mente, escuchar al Ministro Miguel Angel Moratinos decir que, en los aterrizajes de aviones de los EEUU en España, es seguro que no llevaban presos para Guantánamo, pese a que, eso era beneficioso para Aznar y, no tanto para quienes utilizaron esos pretendidos vuelos para intentar desprestigiar a Sr. Rodríguez Zapatero. En estos asuntos, hay que medir lo que se dice y, en todos los demás, también. Un debate político serio debe poner la verdad por delante, caiga quien caiga. Jesucristo dijo:”La verdad os hará libres”. Eso vale también para todas las personas dedicadas a la política, sean o no cristianos. Y podría interpretarse diciendo respetuosamente:”La mentira y la terquedad os harán esclavos y cómplices del mal”. El asunto es más que grave y frecuente. ¡Gracias!.
. 12 de Diciembre de 2008 .

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