Es sabido que la verdad es la coincidencia entre lo que se dice o se piensa con la realidad. Generalmente, se refiere a que lo que se afirma es cierto. La calumnia es acusar a alguien de haber hecho o dicho algo a sabiendas de que es lo contrario de la realidad y, generalmente, negativo para la reputación de dicha persona. Informar es poner en conocimiento de otras personas un hecho real. La falsa información no es auténtica información, sino desinformación. Mentira, es decir algo que se sabe que no es verdad con intención de engañar. La calumnia es hermana gemela de la mentira, porque, sin mentira no hay calumnia.
La información pura y limpia es dar noticia de lo que lo que realmente ocurre. En la información pública es importante no mezclar información y opinión. A veces se modifica la realidad informativa añadiendo apelativos denigrantes e despectivos a la noticia. Se insulta o calumnia a la persona de la que se da noticia, con lo que, la noticia queda modificada. Por ejemplo se dice:”Fulano, del que todo el mundo sabe que es un mentiroso, ha dicho tal y tal”.
Es importante, por tanto, separar opinión de información y no mezclarlas para no confundir al lector o a quien escuche. Opinar sobre los hechos es una forma de interpretarlos, pero no es expresar la realidad al desnudo, es dar un matiz propio a dicha realidad que puede fácilmente desvirtuarla. Si se da permanente la noticia “opinada”, se da, a su vez, la descripción de la realidad modificada por el criterio particular del informador o de la informadora.
Pues bien, hay personas que informan permanentemente opinando o poniendo adjetivos laudatorios o insultantes. En ambos casos no se respeta la verdad escueta. Y más, si son más amplios los aditamentos que la noticia. Tanto, que a veces no se sabe cuál es la noticia y cuál la opinión añadida. Como si la noticia quedara en este caso, oculta por la opinión de quien informa. La utilización de frases ridiculizantes, deforma, como poco la realidad de la noticia, porque no matiza la expresión para bien de la noticia sino todo lo contrario. A nadie extrañará que el cardenal Amigo, sienta dolor ante las exageraciones informativas en la cadena COPE por parte de Jiménez Losantos, porque perjudica gravemente a la independencia informativa de la Iglesia Católica. Y no vendría mal un fuerte correctivo al informador y la exigencia de una seria rectificación que ayudará a que nadie acuse a la Iglesia Católica de sectarismo y de falta de seriedad informativa. Sus oyentes y fieles católicos se lo agradecerán. Para cumplir el principio evangélico que afirma que “la verdad os hará libres”. Eso pienso. Y usted ¿qué piensa?
La información pura y limpia es dar noticia de lo que lo que realmente ocurre. En la información pública es importante no mezclar información y opinión. A veces se modifica la realidad informativa añadiendo apelativos denigrantes e despectivos a la noticia. Se insulta o calumnia a la persona de la que se da noticia, con lo que, la noticia queda modificada. Por ejemplo se dice:”Fulano, del que todo el mundo sabe que es un mentiroso, ha dicho tal y tal”.
Es importante, por tanto, separar opinión de información y no mezclarlas para no confundir al lector o a quien escuche. Opinar sobre los hechos es una forma de interpretarlos, pero no es expresar la realidad al desnudo, es dar un matiz propio a dicha realidad que puede fácilmente desvirtuarla. Si se da permanente la noticia “opinada”, se da, a su vez, la descripción de la realidad modificada por el criterio particular del informador o de la informadora.
Pues bien, hay personas que informan permanentemente opinando o poniendo adjetivos laudatorios o insultantes. En ambos casos no se respeta la verdad escueta. Y más, si son más amplios los aditamentos que la noticia. Tanto, que a veces no se sabe cuál es la noticia y cuál la opinión añadida. Como si la noticia quedara en este caso, oculta por la opinión de quien informa. La utilización de frases ridiculizantes, deforma, como poco la realidad de la noticia, porque no matiza la expresión para bien de la noticia sino todo lo contrario. A nadie extrañará que el cardenal Amigo, sienta dolor ante las exageraciones informativas en la cadena COPE por parte de Jiménez Losantos, porque perjudica gravemente a la independencia informativa de la Iglesia Católica. Y no vendría mal un fuerte correctivo al informador y la exigencia de una seria rectificación que ayudará a que nadie acuse a la Iglesia Católica de sectarismo y de falta de seriedad informativa. Sus oyentes y fieles católicos se lo agradecerán. Para cumplir el principio evangélico que afirma que “la verdad os hará libres”. Eso pienso. Y usted ¿qué piensa?
.3 de Junio de 2008.
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