¿ES LA HORA DE LA SOCIALDEMOCRACIA?

Me ha impresionado un artículo del profesor don Antonio Estella en El País del 17 de noviembre (pags.29 y 30), titulado: “La hora de la Socialdemocracia”. Intercala, a su vez, dos subtítulos, el primero de los cuales reza así:”El vacío dejado por el fracaso ‘neocon’ y neoliberal no ha sido llenado por ideas de centro-izquierda”. Creo que, en esto, el autor del artículo, pudiera tener razón.
Pero, en la página siguiente, hay otro subtítulo que dice:”La igualdad no es un mero instrumento, es un fin en sí mismo”. Pues bien, la igualdad en abstracto, es una idea que, si no se concreta, puede significar cosas muy diferentes. Porque, si no decimos de qué igualdad hablamos: Política, económica, numérica, personal, individual, social, de derecho de asociación, de reunión, de expresión…etc., Si no aclaramos de qué tipo de igualdad hablamos, fácilmente podemos hablar de humo y caemos en lo que el autor critica.
Conviene recordar que, el liberalismo político y económico, defendía igual libertad de cada individuo para intentar alcanzar sus intereses egoístas e individuales en competencia con los otros individuos (la competencia es una idea del liberalismo), en la que, el Estado, no debería inmiscuirse, sino que debería “dejar hacer”, porque, de esta tensión entre individuos, resultaría un orden político, parecido al orden newtoniano del universo. Era pues, una libertad individual, egoísta, competitiva, teóricamente igual para todos los miembros de la comunidad política. La desigualdad viene de la diferencia de capacidades y del resultado de esta competencia y, de ahí, que unos prosperen mucho y otros se queden retrasados, por lo que, terminarán siendo paradójica y socialmente desiguales, ellos y sus descendientes.
Es una igualdad que genera desigualdad. Por eso, es muy importante determinar claramente de qué igualdad se trata. Entiendo que, dentro del pensamiento socialdemócrata, de la igualdad de que se habla, es de la igualdad solidaria, que compromete en conciencia a todos los ciudadanos y a las ciudadanas a luchar y esforzarse por que todos y cada uno disfruten de igual libertad. La igualdad en este caso es una igualdad en la libertad por obra de un espíritu de solidaridad. Que los individuos lleven en su conciencia el espíritu de luchar solidariamente porque las demás personas alcancen de hecho la misma libertad es comprensible y necesario
En ese caso, se establece una convivencia en la que la conciencia social es una conciencia solidaria, en la que, las otras personas cuentan igual que uno mismo, que no se autoconsidera como totalmente independiente de la libertad de los otros, sino, por el contrario, comprometida y exigida por la necesidad de la libertad ajena.
Así, la igualdad, nunca podrá estar desligada de la libertad y de la solidaridad. Considero que, los valores de la socialdemocracia son coexigentes y esencialmente dependientes ente sí. Esta interdependencia no disminuye, sino que aumenta la realidad y la valía de los demás valores. Si cada uno no se siente libre, a no ser que los demás sean igual y solidariamente libres, no hay socialdemocracia real.
Que los ciudadanos de ambos sexos piensen en una sociedad de valores vinculados entre sí, es algo apasionante, fácilmente entendible por las personas y capaz de generar la esperanza y el interés de cualquiera que desee ser un ciudadano o ciudadana normales.
Eso pienso, porque creo que no hay mejor que ser un buen socialdemócrata. ¡Gracias!.
. 18 de Noviembre de 2008 .

No hay comentarios:

Publicar un comentario