Cualquier persona que haya dedicado algún tiempo al estudio de la historia de las ideas políticas, sabe que Thomas Hobbes escribió “El Leviathán” partiendo de la idea de que “el hombre” (usado como genérico, es decir: “el ser humano”) es un enemigo para el hombre, porque se trata de un ser egoísta por naturaleza, que, si se le dejara obrar espontáneamente, querría para sí todo lo que tuvieran los demás hombres. El resultado sería “la guerra de todos contra todos”; lo que causaría en todos, una situación de inseguridad no deseable para ninguna sociedad. Para evitarla, crea la sociedad y se entrega el poder a un gobernante con poderes omnímodos.
Hasta aquí, lo que intentaba decir de Hobbes, quien.como hemos dicho, parte de la idea de que, el ser humano, es malo y egoísta por naturaleza. Otros escritores como Jhon Locke parten de la idea de la bondad natural de hombre. Pero aquí no pretendo hablar hablar de dicho filósofo, sino de la actitud de D. José María Aznar, como presidente de honor en el pasado Congreso del Partido Popular. Porque se supone que un “presidente de honor” de un partido político, de la importancia del PP, nunca fomentaría la guerra de todos contra todos, sino que haría gala de moderación, comprensión y respeto.
Pero, lo que ha hecho ha sido fomentar el divismo personal, ya desde su peinado, hacer notar su parcialidad y su pretendida importancia y fomentar el enfrentamiento entre distintos sectores del Partido, asignándose a sí mismo un liderazgo enfrentado con la postura del señor Rajoy, quien ha demostrado una seguridad, una valentía y un “pasar por alto”, no dejándose enredar en luchas intestinas, dinos de elogio. Porque, el señor Aznar pudo hacer estallar a su propio partido hecho añicos. No se vio que intentara el diálogo y el pacífico encuentro, sino todo lo contrario.
De esta manera, el señor Aznar, sembró en el citado Congreso, su propio desprestigio. Lo que extrañaba, es que no se diera cuenta de que tiraba piedras contra su propio personal tejado, haciendo gala de una falta de inteligencia y una visceralidad, inusuales en él. Aquí sí que venció el señor Rajoy. Para bochorno de los que se hallaban más o menos enfrentados con el señor Rajoy. No hace falta decir que, en Política, hay caminos por los que jamás se debe ir, por no conducen a parte alguna, salvo al ridículo. Eso, creo que ha hecho Aznar. ¡Increíble, pero cierto!. Se ve que los negocios, que son lo suyo, parece que le van viento en popa. ¡Que se consuele!. Triste, pero real.
Hasta aquí, lo que intentaba decir de Hobbes, quien.como hemos dicho, parte de la idea de que, el ser humano, es malo y egoísta por naturaleza. Otros escritores como Jhon Locke parten de la idea de la bondad natural de hombre. Pero aquí no pretendo hablar hablar de dicho filósofo, sino de la actitud de D. José María Aznar, como presidente de honor en el pasado Congreso del Partido Popular. Porque se supone que un “presidente de honor” de un partido político, de la importancia del PP, nunca fomentaría la guerra de todos contra todos, sino que haría gala de moderación, comprensión y respeto.
Pero, lo que ha hecho ha sido fomentar el divismo personal, ya desde su peinado, hacer notar su parcialidad y su pretendida importancia y fomentar el enfrentamiento entre distintos sectores del Partido, asignándose a sí mismo un liderazgo enfrentado con la postura del señor Rajoy, quien ha demostrado una seguridad, una valentía y un “pasar por alto”, no dejándose enredar en luchas intestinas, dinos de elogio. Porque, el señor Aznar pudo hacer estallar a su propio partido hecho añicos. No se vio que intentara el diálogo y el pacífico encuentro, sino todo lo contrario.
De esta manera, el señor Aznar, sembró en el citado Congreso, su propio desprestigio. Lo que extrañaba, es que no se diera cuenta de que tiraba piedras contra su propio personal tejado, haciendo gala de una falta de inteligencia y una visceralidad, inusuales en él. Aquí sí que venció el señor Rajoy. Para bochorno de los que se hallaban más o menos enfrentados con el señor Rajoy. No hace falta decir que, en Política, hay caminos por los que jamás se debe ir, por no conducen a parte alguna, salvo al ridículo. Eso, creo que ha hecho Aznar. ¡Increíble, pero cierto!. Se ve que los negocios, que son lo suyo, parece que le van viento en popa. ¡Que se consuele!. Triste, pero real.
.15 de Junio de 2008.
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