Creo que el artículo que Patxo Unzueta escribe en el País (31,01, 08) en el que parece que podría inclinarse por apoyar que, en caso de pactar el Gobierno con ETA el fin de la violencia, lo hiciera con el aval del PP, asunto que tendría que implicar una confianza del PSOE en el PP, que, este último Partido, se hubiera ganado durante esta legislatura. Pero, no sólo no ha dado razones para que el PSOE se fíe del PP, sino, más bien, para todo lo contrario, usando el terrorismo como instrumento de desgaste electoral, incluso, en contra del Parlamento, que sí avaló las conversaciones para el fin dialogado de la violencia.
Porque, lo lógico, hubiera sido que, en un asunto tan delicado como el terrorismo, el Partido de la Oposición, debiera haber dado pruebas irrefutables de que se ha ganado la confianza y no todo lo contrario, como ha ocurrido. El PP ha interpretado que el diálogo con los terroristas era un arma electoral prestada por el PSOE para ser utilizada en contra del Partido del Gobierno. En muchos momentos, la única y exclusiva arma electoral. A cualquiera se le hubiera ocurrido que, tal empleo, era sí, un arma, pero, sabían de sobra que, más que contra el Partido Socialista, iba en contra de la misma Democracia española.
El señor Rodríguez Zapatero, desde el primer día del Gobierno, afirmó que quería seguir con “el Pacto por la libertades y en contra del terrorismo” en los mismos términos en que, él mismo, lo propuso y lo firmó, cuando estaba en la Oposición, sólo que ahora, siendo él el Presidente del Gobierno, la iniciativa era del nuevo Gobierno y, la obligación de apoyarlo, de la nueva Oposición. Es de todo el mundo sobradamente sabido que, el PP, hizo oídos sordos y no cumplió el Pacto, desde el primer día hasta hoy, en que han tenido la ayuda inestimable de un grupo de obispos. “¡Venga Dios y lo oiga!”.
Por eso resulta especialmente extraño que, el Señor Rodríguez Ibarra, haya pedido, una enmienda al Programa del PSOE, que incluya una cláusula, que condicione el final de la violencia, al aval de PP. Si no se conociera la inteligencia y la sutileza de Rodríguez Ibarra, sonaría a una broma de pésimo gusto, apoyada en una idea claramente errónea como la de que, el PP, fuera un Partido, sereno, dialogante, moderno, reflexivo y europeo, cosa que no se da y que está tan alejada de la realidad actual como la noche y el día.
.¿No se da cuenta el señor Rodríguez Ibarra que, si se pusiera esa enmienda, lo que resultaría sería que se daría al PP la posibilidad de tener la sartén por el mango del cese dialogado de la violencia terrorista?. Tal cláusula, podría retrasar, modificar e, incluso, impedir, el resultado final. Lo menos importante sería que el PP se aplicara el mérito del final de la violencia, que también, sino, sobre todo, que intentara imponer al PSOE un “trágala” imposible de cumplir. El PP, ha dado pruebas de que es capaz de zancadillear, de mentir, de distorsionar,... etc. etc... cualquier negociación que no repercuta en beneficio partidista propio.
Lo que sí creo que debe ser ineludible, es recabar el apoyo del Parlamento como la auténtica representación de todo el Pueblo Español, para acabar, lo mejor posible, con la lacra actual del terrorismo, Y, esto, pese a que le duela a ciertos clérigos que querrían estar, hasta en la sopa. Vale ahora recordar eso de “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, que cómo sabemos, lo dijo Jesucristo, es decir: “¡Cada uno, a lo suyo!”
Es evidente que, esto que he escrito, no es un artículo de fe. Es una opinión personal, creo que bien fundada y que se refiere a un asunto muy serio y, como tal, digno de ser tenido, en cuenta. Así que: Humildemente: ¡Gracias!
Porque, lo lógico, hubiera sido que, en un asunto tan delicado como el terrorismo, el Partido de la Oposición, debiera haber dado pruebas irrefutables de que se ha ganado la confianza y no todo lo contrario, como ha ocurrido. El PP ha interpretado que el diálogo con los terroristas era un arma electoral prestada por el PSOE para ser utilizada en contra del Partido del Gobierno. En muchos momentos, la única y exclusiva arma electoral. A cualquiera se le hubiera ocurrido que, tal empleo, era sí, un arma, pero, sabían de sobra que, más que contra el Partido Socialista, iba en contra de la misma Democracia española.
El señor Rodríguez Zapatero, desde el primer día del Gobierno, afirmó que quería seguir con “el Pacto por la libertades y en contra del terrorismo” en los mismos términos en que, él mismo, lo propuso y lo firmó, cuando estaba en la Oposición, sólo que ahora, siendo él el Presidente del Gobierno, la iniciativa era del nuevo Gobierno y, la obligación de apoyarlo, de la nueva Oposición. Es de todo el mundo sobradamente sabido que, el PP, hizo oídos sordos y no cumplió el Pacto, desde el primer día hasta hoy, en que han tenido la ayuda inestimable de un grupo de obispos. “¡Venga Dios y lo oiga!”.
Por eso resulta especialmente extraño que, el Señor Rodríguez Ibarra, haya pedido, una enmienda al Programa del PSOE, que incluya una cláusula, que condicione el final de la violencia, al aval de PP. Si no se conociera la inteligencia y la sutileza de Rodríguez Ibarra, sonaría a una broma de pésimo gusto, apoyada en una idea claramente errónea como la de que, el PP, fuera un Partido, sereno, dialogante, moderno, reflexivo y europeo, cosa que no se da y que está tan alejada de la realidad actual como la noche y el día.
.¿No se da cuenta el señor Rodríguez Ibarra que, si se pusiera esa enmienda, lo que resultaría sería que se daría al PP la posibilidad de tener la sartén por el mango del cese dialogado de la violencia terrorista?. Tal cláusula, podría retrasar, modificar e, incluso, impedir, el resultado final. Lo menos importante sería que el PP se aplicara el mérito del final de la violencia, que también, sino, sobre todo, que intentara imponer al PSOE un “trágala” imposible de cumplir. El PP, ha dado pruebas de que es capaz de zancadillear, de mentir, de distorsionar,... etc. etc... cualquier negociación que no repercuta en beneficio partidista propio.
Lo que sí creo que debe ser ineludible, es recabar el apoyo del Parlamento como la auténtica representación de todo el Pueblo Español, para acabar, lo mejor posible, con la lacra actual del terrorismo, Y, esto, pese a que le duela a ciertos clérigos que querrían estar, hasta en la sopa. Vale ahora recordar eso de “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, que cómo sabemos, lo dijo Jesucristo, es decir: “¡Cada uno, a lo suyo!”
Es evidente que, esto que he escrito, no es un artículo de fe. Es una opinión personal, creo que bien fundada y que se refiere a un asunto muy serio y, como tal, digno de ser tenido, en cuenta. Así que: Humildemente: ¡Gracias!
. 4 de Febrero de 2008.
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